La sociedad de consumo genera una ilusión de invulnerabilidad en el ser humano. Y, sin embargo, la naturaleza se encarga de recordarnos, frente a la amnesia, que seguimos estando a su merced.Esta serie de fotografías muestra los efectos de la catástrofe sobre la representación tradicional del ser humano: su retrato.
© Zaida Abella y Estela Barone La frecuencia de la perdida se conoce por ser la constante irreversible desde que nacemos. El marcapasos de nuestro cuerpo que nos mantiene vivas. Es en la pérdida y el abandono donde se activa la imaginación más auténtica. Con el presente en nuestras manos. Para pintarlo de mil colores, desdibujarlo de mil maneras trabajando desde la intuición. Eso mismo acaba por ser el resultado
En pleno centro de Madrid existe un asentamiento de inmigrantes rumanos inusual.
Este nuevo barrio, construido en un solar de propiedad privada, ha sido levantado con los materiales que la propia ciudad desecha.
Mediante esta tipología arquitectónica producto de la necesidad social, incido en la lucha del ser humano por su dignidad y como hasta en las peores circunstancias perseguimos la idea de procurarnos un hogar.